Empresarios pymes y un partido de fútbol en la cárcel por la inclusión

Un grupo perteneciente a la Red Inclusiva para la Expansión Laboral (RIEL) jugaron un desafío con los presos de la Unidad Nº24. Recorrieron talleres de oficios y compartieron el almuerzo con los reclusos. Dar oportunidades a quienes cumplieron condena, una de las claves para bajar la reincidencia.

Economía - Empresas 23 de junio de 2019 Editor Editor
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Mucho se puede filosofar sobre la libertad. Mucho se puede decir sobre el persistente deseo del hombre de buscar un mañana distinto. Claro que ese deseo suele anquilosarse por los corset que el devenir va colocando a lo largo de la vida. Hay que vivenciar el encierro para comprender que la libertad es un alimento primordial para el espíritu.

Federico Cuomo es un empresario pyme que llena todos los casilleros que debe tener un emprendedor en la Argentina. Fracasó y siguió insistiendo. Hoy con su empresa en marcha aguza el ingenio para enfrentar la caída del consumo, el alza de costos y el alargamiento de los pagos. Aunque el día a día suene a agobio, Cuomo encontró el tiempo entre la empresa y la familia para sumarse a una iniciativa que promueve la reinserción de presos en la sociedad. Desde hace 11 años trabaja junto al arquitecto Héctor Santojanni, quien como pastor preside el Ministerio Carcelario por el Cambio Interno (MCCI), un movimiento con raigambre evangélica que mira hacia el interior de las cárceles.

En ese contexto, es que Cuomo junto a los empresarios pymes nucleados en la Red Inclusiva para la Expansión Laboral (RIEL), jugaron el llamado "Partido de la Esperanza”, un encuentro de fútbol con los presos del pabellón evangélico de la Unidad Penitenciaria Nº24 de Florencio Varela que se disputó el 20 de junio pasado.RIEL es un espacio interdisciplinario e interreligioso que convoca a los empresarios pymes a trabajar siguiendo los principios que el papa Francisco volcó en la encíclica Laudato Si’.

"La iniciativa de jugar el partido surge vinculada al propio origen de todas las pymes en la Argentina y de quienes tenemos una mirada cristiana, con el objetivo de ayudar a quienes menos tienen y que están a punto de quedar excluidos”, explicó Cuomo en diálogo con ámbito. Como principal referente de RIEL, agregó: "Venimos acá, porque a nosotros como pymes nos parece muy grave que haya argentinos que no tienen oportunidades y están condenados a la exclusión".

Una mañana de frío gentil fue el marco para el partido disputado en la cancha de fútbol en el patio de la Unidad. El encuentro, revancha del primero disputado el 10 de octubre de 2016, volvió a ser favorable a los internos por 4 a 3 pese al empeño puesto por los empresarios quienes encontraron un poco tarde el funcionamiento colectivo. Más allá de las cuestiones meramente futbolísticas, fuera de la línea de cal, la comitiva de más de 30 empresarios se mezcló con el resto de los internos del pabellón y con las autoridades el Servicio Penitenciario Bonarense, entre mates y churros elaborados por los propios reclusos.


Los empresarios pymes se prepararon para el partido, y recibieron la charla técnica de su colega Pablo Rodríguez.
Ámbito
“Este partido abre una puerta para poder cumplimentar lo que nos marca la ley, y por otro lado ver que se pueden unir dos puntas que parecían muy distantes como la calle y la cárcel. Es una opción para que esa persona que por alguna circunstancia está dentro de una cárcel, encuentre en los empresarios la posibilidad de tener un empleo al momento de recuperar la libertad”, sostuvo Daniel Mugica, subdirector General de Trabajo Penitenciario.

Venimos acá, porque a nosotros como pymes nos parece muy grave que haya argentinos que no tienen oportunidades y están condenados a la exclusión". (Federico Cuomo)


Oficios

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El Complejo Penitenciario Florencio Varela está conformado por seis unidades: 23, 24, 31, 32, 42 y 54, con una población total de 6.907 reclusos. Las unidades están destinadas a perfiles distintos de personas detenidas, aunque en todas hay escuela primaria y secundaria, así como nivel terciario y universitario. Además, hay distintos cursos y talleres a los que pueden concurrir los presos para aprender un oficio.

La Dirección de Trabajo Penitenciario lleva adelante un programa de capacitación constante destinado a los presos de las cárceles bonaerenses. En mayo, unos 320 reclusos participaron de los talleres productivos, mientras que 1.722 internos se encuentran actualmente trabajando en talleres de herrería, carpintería, reparación eléctrica o electrónica, mecánica y marroquinería, entre otros.

Antes del partido, los empresarios pymes tuvieron la oportunidad de recorrer los talleres de carpintería y herrería de la Unidad Nº42, junto al director Nazareno García. Allí, los presos cumplen ocho horas diarias de trabajo para inculcarles la cultura del trabajo. La producción es destinada a donaciones o bien para pedidos puntuales que llegan desde exterior de los muros.

Mauro, al que le faltan dos años para cumplir una condena de 12, se recibió de ebanista-carpintero luego de más de 400 horas de curso. Hoy dirige el taller de carpintería del que participan 15 internos, y en donde el oficio se transmite de unos a otros. Han realizado donaciones al Hospital de San Francisco Solano y a otras instituciones de la zona. “Es bueno ayudar a los otros. La verdad es que no quiero volver nunca más a la cárcel”, dijo Mauro.

Luego de la recorrida por los talleres, fue el turno de ir a la Unidad Nº24 para un acto en el que se realizó la entrega de diplomas a los internos que finalizaron diversos cursos de capacitación. “Procuramos hacer una apertura del Servicio Penitenciario hacia la sociedad. Capacitar a los internos, hacerlos producir y que puedan insertarse en la comunidad con un oficio”, aseguró en la ceremonia el jefe del Complejo Penitenciario Florencio Varela, Hugo Piedrabuena.

A su turno, Santojanni afirmó que “para hacer esta tarea con los internos es fundamental el apoyo de las autoridades. El Servicio Penitenciario entiende la importancia de las capacitaciones, que además sirven para la transmisión de los valores cristianos. Antes, cuando los presos salían en libertad tenían la falta de cultura de trabajo”. En tanto que Cuomo sostuvo que “es importante que los empresarios les demos una oportunidad a las personas que estuvieron presas. La idea es que los empresarios sepan como viven y que se puede reinsertar a los presos”.

El referente de RIEL y organizador del partido, hasta el momento le ha dado trabajo a ocho personas que recuperaron la libertad. “La experiencia al principio es dura porque la sociedad no asimila que a alguien que cometió un error y cumplió una pena, después haya que darle una oportunidad. Entonces esos mismos prejuicios son los que a veces generan dificultades como me pasó con mi familia o con los propios empleados que dudaban de traer a una persona que estuvo presa a trabajar”, explicó Cuomo.


Federico Cuomo agradeció a pastor Héctor Santojanni, y a las autoridades del Servicio Penitenciario Daniel Mugica, Hugo Piedrabuena y Marcos Di Lorenzo. Luego fue el tiempo del "Partido de la Esperanza".

Por su parte, Marcos Di Lorenzo, director de Promoción e Inclusión Sociolaboral del Servicio Penitenciario Bonaerense, analizó: “Es importante esta experiencia en la que están los empresarios porque es el sector privado el que tiene que incluir. A nuestro entender la sociedad debería ser más inclusiva para poder mostrar los resultados del trabajo que se hace en el sistema carcelario. Cuando una persona a la que se le enseña un oficio, no desempeña ese saber cuando recupera la libertad, no podemos medir indicadores. Sabemos que es difícil la inclusión, pero hay que dar oportunidades para poder bajar los niveles de reincidencia”.

Camaradería


Después de consumado el partido, llegó el momento más emotivo de la jornada con el almuerzo compartido entre los empresarios y los reclusos del pabellón evangélico. Como excelsos anfitriones los internos prepararon el lugar para una verdadera fiesta.

Entre empanadas, hamburguesas y pizzetas, todos, empresarios y presos se entremezclaron sin importar el afuera y el adentro, ni el delito y las condenas. Todos juntos sin prejuicios y sin desconfianza. Un momento de diálogo franco y sin tapujos.

De la comitiva de empresarios participaron, entre otros, Fernando Aboy, Agustín Arance, Diego Bambaser Mujica, Emiliano Barbero, Jorge Cuomo, Juan Manuel Fernández Pietro, Daniel Garófalo, Miguel Márquez, Juan Ignacio Millán, Alejandro Nasser, Pablo Pignataro Cattaneo, Néstor Ramírez, Pascual Saccomanno, Thomas Schuld, Juan Ignacio Sierra, Marta Toresin, Juan Pablo Valerio y Rubén Villalón.

Pablo, quien cumplió su condena y hoy se encuentra en libertad y con trabajo, se permitió un tiempo para analizar su pasado y la visita de los empresarios: “Perder la libertad es lo peor que le puede pasar a una persona. El estar vivo y sentirte muerto es algo tremendo. Estoy arrepentido, pero entiendo que me sirvió esta experiencia. Dios me ayudó a ver la oportunidad donde antes no la veía. La fe me ayudó mucho, pero es importante que uno haga algo distinto. Este encuentro con los empresarios es sumamente importante para todos porque es la manera de entender que somos todas personas que necesitamos oportunidades”.

Luego llegó el momento del final. Una despedida entre manos apretadas, besos y abrazos. Una experiencia a partir de la cual ya nada volverá a ser igual para quienes allí estuvimos.

“La aceptación de esta iniciativa es muy buena, hoy fuimos 34 empresarios pymes. Las organizaciones empresarias tenemos que ayudar desde la confianza a romper con esos prejuicios. Esperemos que esto sea una siembra para que los empresarios tengan las ganas de darle una oportunidad a alguien que sale de la cárcel”, dijo Cuomo a modo de reflexión para el cierre de un Día de la Bandera absolutamente distinto.

Fuente:  ámbito