Los trabajadores dejan el Hotel Bauen pero no la lucha

La cooperativa que administraba el Hotel Bauen y que buscaba que este vuelva a manos del Estado decidió entregar al edificio franqueados por el arrastre de la crisis macrista y del covid-19

Política04 de octubre de 2020EditorEditor
Federico tonarelli
Federico tonarelli

Así lo explicó Federico Tonarelli vicepresidente de la cooperativa que luchó durante 17 años para normalizar la situación del hotel bauen de la avenida Callao 360.

"Finalmente y luego de evaluar minuciosamente la situación en la que estamos, decidimos hacer una pausa. Parar la pelota. Además del desastre económico inducido por el Macrismo con tarifazos, inflación galopante, baja del poder adquisitivo del salario y todo aquellos que ya sabemos que ocurrió, con nosotros especialmente se ensañaron durante buena parte de 2018 y casi todo 2019 con múltiples clausuras. El giro comercial del hotel fué nulo y encima la nunca resuelta posesión del inmueble por parte del estado y las sucesivas ordenes de desalojo nos pusieron contra las cuerdas. De regalo, este año la pandemia afectó fuertemente nuestros servicios (hotelería, gastronomía y espectáculos) lo que nos puso nock out" indicó Tonarelli.

"En el ambiente turístico se piensa que sin vacuna, el trabajo será poquísimo, lo mismo que se piensa en relación a los espectáculos. Todo esto puesto sobre la mesa, nos hizo tomar la decisión. Paramos, nos acomodamos, buscamos dónde reubicarnos y ahí, salimos nuevamente al ruedo. Por eso lo planteamos como una pausa . Soltarle la mano al histórico edificio es impedir que el mismo se lleve puesto todo nuestro trabajo de 17 años. La construcción política, social y cultural. Nos cuesta muchísimo pero realmente es una decisión tomada con suma responsabilidad" continuó.

La administración va a funcionar en oficinas del movimiento cooperativo y otra parte en la sede de CTA de la Ciudad de Buenos Aires informaron a este medio.

Para finalizar Tonarelli expresó que "No vamos a tirar por la borda la construcción de años por sostener algo que ya puede tornarse peligroso y tampoco vamos a esperar a pasar hambre y quedar tapados por las deudas. La cooperativa sigue ybel Espacio Cooperativo BAUEN también. Es solo una pausa".

Crónica de un vaciamiento que visibilizaron los trabajadores

Para el Mundial de 1978, la firma Bauen S.A. consiguió un crédito blando por parte del gobierno de facto para construir el hotel y albergar a turistas. El titular de la compañía era Marcelo Iurcovich, quien tenía fluidos contactos con la Armada Argentina.

“Es una historia triste, bastante oscura. Todo ese grupo que conducía el país por aquellos años armaba empresas para después estafar al Estado. Y esto no se visualizó sino a través de la cooperativa Bauen, porque nunca el Estado reclamó lo que legítimamente le pertenece, que es este edificio”, resume Horacio Lalli.

El crédito blando jamás fue pagado y el hotel pasó por varias ventas dudosas. El Estado podría reclamarlo, pero esto nunca ocurrió. En más de una oportunidad, los trabajadores del Bauen promovieron la opción de que el Estado reclame el hotel y dé la concesión a los trabajadores, pero esto tampoco prosperó. 

Según la investigación del periodista Guillermo Berasategui, Iurcovich tenía un vicio: “Cambiar el nombre de su firma para que los empleados perdieran derechos y beneficios sociales, lo que originó una amplia red de empresas fantasma que, entre otras cosas, lo ayudaron a evadir”.

Nacho Iambrich apunta: “Durante 20 años, hubo una empresa que lucró y se llevó mucho dinero. Abrió otros hoteles en otros países y aprovechó luego una crisis del país para vaciar el edificio”. En los '90, una empresa chilena compró el hotel, pero solo pagó una parte y fue a la quiebra. Iurcovich pidió devolver el dinero recibido y quedarse con el hotel, pero nunca lo devolvió. Hoy, su empresa Mercoteles S.A. reclama la propiedad del hotel y, según última resolución de la jueza que lleva la causa, deberá pagar una indemnización a los trabajadores cuando estos decidan irse.

“Cambiaron cinco veces de razón social, levantaban hipotecas por un día –afirmó Lalli–. Ese es nuestro dolor, que el edificio se lo queden estos tipos y no el Estado, que es el legítimo dueño”.

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