Agenda Argentina prepara un foro de pensamiento crítico el Sábado 15

Pensadores y académicos agrupados en "Agenda Argentina" (Grupo callao, Atahualpa, Fragata y Genera, entre otros) se reunirán este sábado en la UMET a debatir las principales ideas para derrotar al Macrismo en las urnas. Se avecina una batalla cultural y una declaración de guerra a las fake news. Cierra Alberto Fernández.

Política13 de junio de 2019ColaboradorColaborador
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La usina de intelectuales “Agenda Argentina” debutará este sábado en la arena política con la organización de un foro de pensamiento crítico, que se propone debatir los caminos más acertados para derrotar al Macrismo en las próximas elecciones.
 
La cita será a las 9 en la sede de la UMET y contará con el cierre de -reaparición en tono electoral- Alberto Fernández, alma mater del nuevo espacio junto a Cristina Fernández de Kirchner.

En diálogo con ámbito.com, el sociólogo Nahuel Sosa, de 32 años, dio precisiones de los objetivos del grupo compuesto por el Grupo Callao, Espacio Atahualpa; Grupo Fragata; Centro de Formación y Pensamiento Génera; Usina de Pensamiento Nacional y Popular; El Sur no Espera; Comunes; Centro de estudios Atenea; Ueplas; IESO; PH; e investigadores CONICET , de lo que pueden aportar los intelectuales a la campaña de la oposición y de la falsa rivalidad con Carta Abierta y otros intelectuales. “Lo que no queremos es que nos divida dónde estuvo cada uno en los 10 años anteriores, sino debatir a dónde vamos”, subrayó el director de Génera y miembro activo del espacio.

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Periodista: ¿Qué es Agenda Argentina?

Nahuel Sosa: Es una iniciativa de varios grupos de pensamiento crítico, que se propone construir la unidad en el campo intelectual, dado que ya se da el proceso de unidad en el campo del sindicalismo, los movimientos sociales y la política. Sentimos que faltaba construir una voz renovada en el campo de la intelectualidad.

P.: ¿Quiénes la integran?

N.S.: Diversas agrupaciones kirchneristas, de la izquierda, progresistas e independientes, y eso lo vemos como una virtud.

(Nota del redactor: la integran Grupo Callao (Cecilia Gómez Mirada y Santiago Cafiero); Espacio Atahualpa (Martín Navarro y Delfina Rossi); Grupo Fragata (Abelardo Vitale y Sergio De Piero); Centro de Formación y Pensamiento Génera (Nahuel Sosa y Gabriela Llamosas); Usina de Pensamiento Nacional y Popular (Alexandre Roig y Roberto Arias); El Sur no Espera (Verónica Tenaglia y Eduardo Villalba); Comunes (Florencia Minici); Centro de estudios Atenea (Tania Etulian y Damián Ledesma); Ueplas (Sol Prieto) y las investigadoras Paula Lenguita y Sabina Frederic, entre otres).

P.: ¿Qué objetivos tienen?

N. S.: Proponer a la oposición una serie de ideas fuerza. Partimos de la hipótesis que en la sociedad actual la gente no vota solo por el bolsillo. La gente porque está mal económicamente no va a ir inmediatamente a votar alternativa a Cambiemos. Sino que la gente vota por deseo, subjetividades y aspiraciones, lo que obliga a la oposición a construir una nueva narrativa de futuro. Y proponemos pensar cuáles pueden ser esos ejes.

P.: ¿Y qué proponen?

N.S.: El proyecto opositor tiene que tener en cuenta los nuevos emergentes que han aparecido en los últimos años en nuestro país, como el feminismo. Pero no se trata de incorporar agendas del feminismo a la política, sino de feminizar la política. Lo mismo ocurre con los movimientos sociales o ambientalistas, que deben tener un rol central. Otro objetivo es ir a buscar al votante de Cambiemos que está desilusionado, no ir a buscar a los que ya están convencidos. Cuando se analiza el balotaje entre (Daniel) Scioli y (Mauricio) Macri en términos cuantitativos te da la diferencia de los 600.000 votos, pero si se indagada en el aspecto cualitativo y que esos votantes son de clase media y baja, de Córdoba o Capital, que no vienen tradición peronista ni kirchnerista, que votó a Cambiemos genuinamente por la expectativa del cambio, pero fracasó, no hay que maltratarlos y señalarnos con dedito acusador, sino pensar en cómo volver a convencerlos, enamorarlos.

P.: ¿Cómo se imagina la batalla en el plano de lo cultural?

N.S.: Son pujas de cómo ver el mundo. Hay que disputar la idea de progreso individual. Cambiemos instaló la meritocracia, que nosotros vemos como una estafa, porque el Estado no genera condiciones de igualdad y la idea de éxito o fracaso es relativa, se tiende a individualizar los problemas que son colectivos. La contratacara de eso tiene que ser volver a ratificar los proyectos colectivos o comunales, donde se puede progresar más individualmente. Otra es sobre la idea del orden, donde se enmarca el contrato social. Cambiemos vino a desordenar la vida, no hay previsibilidad ni estabilidad. Tenemos que pensar que el orden no es conservador, sino volver a construir niveles de igualdad y equidad.

P.: Es el contrato social que Cristina de Kirchner propuso al presentar su libro Sinceramente…

N.S.: Sí. Antes lo había nombrado en el congreso de Flacso en Ferro el año pasado. Creemos que ahora se debe llenar de contenido ese contrato social, aportar. Y queremos uno que sea diverso, feminista, que dé cuenta de los nuevos emergentes y que tienda a ampliar. Ese el rol de pensamiento crítico: conectar esas demandas que están en la sociedad civil con la política. Pero también tenemos que animarnos a producir para entender fenómenos inéditos, no solo reproducir.

P.: ¿A qué se refiere con “producir” pensamiento crítico?

N.S.: En el Siglo XX había luchas de primera y de segunda. La del medio ambiente era una de segunda, pero ahora ya no es así. Por ejemplo, la lucha de los inquilinos para poder pagar un alquiler, o de los consumidores contra las tarifas, la de los feminismos, ya no son más de segunda. Lo que tiene que hacer el contrato social es atar todas esas demandas y reconciliar el todo con las partes. Apostar a la individualidad para combatir el individualismo. O sea, dar cuenta de la forma en que nos auto-percibirnos sexualmente, las identidades de género, eso no puede ser de segunda, porque eso habla del individuo, pero no del individualismo. Cambiemos confunde las dos cosas a propósito, pero son distintas. En tiempo de ajuste y neoliberalismo más hay que reflexionar para que esas reflexiones se transformen en acciones políticas de nuevos procesos de cambio.

P.: ¿Por ejemplo?

N.S.: La agenda laboral. Para Cambiemos los delivery son una idea de libertad y autonomía. La idea de ser tu propio jefe, la autorealización. Y en realidad, hay una autoexplotación encarnada, un Estado ausente, son pibes que pedalean por toda la Ciudad sin cobertura. Se los pone como microempresarios o monotributistas y eso lo que hace es esconder en nombre de la libertad y autonomía formas de explotación o derechos adquiridos. Cambiemos fracasó económicamente y se va refugiar en el discurso cultural, la corrupción, Venezuela, la ética del esfuerzo, ‘lo peor ya pasó’. Como oposición no podemos solo limitarnos a denunciar que hay inflación, sino que hay que dar la disputa en el plano cultural.

P.: ¿Ahí se pueden incluir a la batalla contra las fake news?

N.S.: El pensamiento crítico debe animarse a producir nuevas categorías para entender fenómenos de esta época y no solo las fake news, también el lawfare. Antes la Justicia podía ser complicada, pero que sea centro de operaciones es distinto. Con las fake news hay un antecedente preocupante que sucedió en Brasil con (Jair) Bolsonaro. Fue una campaña muy racista y homofóbica en cuestión de género. Vamos a una campaña sucia y el PRO en eso tiene muy buen desarrollo. Lo primero que hay que hacer para contrarrestarlo es no caer en la trampa, pero al revés. Está mal éticamente y es caer en la lógica de la posverdad, que mata al pensamiento crítico, al reafirmar un preconcepto que ya tengo. No hay que abandonar el contacto cara a cara. No perder de vista la organización y hacerlo más temprano, en julio. Sumar voluntad ciudadana. Cara a cara mata fake news.

P.: ¿Y qué pueden aportar los intelectuales a la campaña?

N.S.: Hay que denunciarlas las operaciones fake news, pero no quedarnos solo quedarnos en la denuncia, porque las fake news se nutren con eso. Hay apuntar dos o tres mensajes claros, ideas fuerza que tenga la oposición, que sean por la positiva, y trasladar los distintos grupos sociales. No imponer el mensaje, sino ver cómo traducirlo según la especificidad a cada grupo. Los intelectuales podemos aportar ideas de cómo pueden ser esos mensajes. Y dejar las aulas, salir a hablar a las calles, apropiarnos de los espacios públicos.

P.: ¿Qué se espera del foro “Hablamos de ideas” del sábado?

N.S.: La idea es dar cuanta de la agenda que falta y empezar a discutir cómo esto se transforma en políticas públicas, políticas de Gobierno, y que hay otro camino a Cambiemos.

P.: ¿Qué visión tienen de la fórmula Fernández - Fernández?

N.S.: Es una fórmula que tiende a ampliar, pero que no alcanza, hay que seguir ampliando. Es producto de los agredidos por la crisis económica. La unidad es de candidatos y partidos, pero también tiene que ser de sectores sociales.

P.: ¿Están dispuestos a convocar a intelectuales de Carta Abierta u otros espacios críticos del kirchnerismo?

N.S.: La apertura es total. Carta Abierta fue una experiencia valiosa en determinado contexto. Nos imaginamos yendo en una misma vereda, podemos articular. Y también es importante hablar con intelectuales como Beatriz Sarlo, Alejandro Katz, Maristella Svampa. Lo que no queremos es que nos divida dónde estuvo cada uno en los 10 años anteriores, sino (debatir) a dónde vamos. El Foro se llama Hablemos de Ideas. Cambiemos tiende a personalizar la discusión política y eso tiene a evitarla. No queremos discutir personas, sino ideas.

Fuente: Ámbito

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