Reputación y prestigio: la tarea pendiente de los empresarios argentinos

Escepticismo - Falta de empatía: La Argentina exhibe los niveles más bajos de la región en materia de confianza en el sector privado; la necesidad de generar cercanía

Informes y encuestas03 de noviembre de 2019EditorEditor
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Hay sectores de la economía "ganadores" por la cantidad de dinero que facturan al año o por el volumen de sus exportaciones, pero hay otra manera de medir sus triunfos: por la confianza que generan en la opinión pública. Las energías renovables, las bodegas y los fabricantes de computadoras están entre los que más "fe" despiertan entre los argentinos, según un estudio de la consultora Luis Costa & Asociados al que LA NACION accedió en exclusiva.

El informe, realizado con 500 casos en cada uno de los cinco países de la región en los que se realizó (Chile, Argentina, Colombia, Brasil y México) indagó sobre la reputación que tienen las empresas y las distintas industrias ante los ojos de los ciudadanos.

Los sectores más "confiables" varían según el país. Las energías renovables aparecen en primer lugar en México, la Argentina y Chile, pero la industria textil triunfa en Colombia, mientras que los fabricantes de computadoras lideran el ranking entre los brasileños.

cshx004x0224x008-1Las pymes son el actor social con mejor imagen pública

En líneas generales, los argentinos son los más escépticos: mientras que el nivel de confianza promedio en los sectores de la economía es de un 69% en Brasil y de un 67% en México, en la Argentina desciende al 37 por ciento.

"La Argentina ha ido perdiendo la capacidad de tener burguesías nacionales fuertes -explica Luis Costa, autor del estudio-. En cambio, Brasil y México tienen varios jugadores grandes locales y un vínculo empresario que tiene tradición".

El especialista asegura que hace falta construir un relato en el que las empresas nacionales no solo sean generadoras de empleo, sino parte de la historia del país.

 
Otro de los hallazgos del estudio indica que una menor confianza en un determinado sector, por otro lado, se relaciona directamente con una percepción de una mayor regulación estatal. Es decir: a menor confianza, mayor percepción de que ese sector está regulado. Tal es el caso con los servicios públicos, la minería y las telecomunicaciones, en el caso de la Argentina.

También por la negativa, se les pidió a los entrevistados que señalaran, entre una lista de varios sectores, a cuáles les aumentaría los impuestos. Los argentinos respondieron: minería, bancos, medios de comunicación, agro y automotrices. Coinciden con chilenos y mexicanos, que también señalan a la minería en primer lugar.

En cambio, Brasil y México eligieron a los fabricantes de cerveza como su primer "blanco", tal vez por el perfil alto de dos grupos cerveceros: AmBev (dueño en la Argentina de Quilmes) y el Grupo Modelo, respectivamente.

"El cuestionamiento a los bancos es que hacen plata, y en la Argentina cualquier cosa que haga plata está mal visto. Lo mismo sucede con los supermercados, especialmente señalados en situaciones de crisis. En el caso de la minería, hay una tensión interesante, como en muchas actividades extractivas: los movimientos de rechazo generalmente se dan en los grandes centros urbanos; en cambio, la percepción mejora en las zonas donde actúan directamente", describe Costa.

Pymes vs. multis

El estudio también indaga sobre la percepción de las pymes, las grandes empresas nacionales y las multinacionales. En este caso, se les consultó a los entrevistados sobre el grado de cercanía con cada uno de este tipo de compañías.

En el caso de las pymes, la respuesta más seleccionada fue "bastante cercanas" (37%). En el caso de las multis y las grandes firmas nacionales, ganó "poco cercanas" (37% y 40% respectivamente).

"La pyme es casi un ciudadano común que la sufre como uno: le cuesta pagar la luz y los impuestos. Genera identificación porque la pyme quiebra, cierra y vuelve a abrir y lo intenta de nuevo. La idea es que las multis no pierden plata, en todo caso se van del país. Las grandes empresas nacionales, en ese sentido se asemejan más a las multinacionales [para la opinión pública]", detalla Costa.

En cuanto a los atributos, la "innovación" fue el más seleccionado en el caso de las multinacionales; y la "contribución a la economía local" en el caso de las grandes empresas nacionales y las pymes.

Para el especialista, las grandes empresas tienen "una cuenta pendiente" en lo que respecta a "construir vínculos nuevos con la ciudadanía".

"A las grandes empresas se las ve con un poder de lobby grande, pero muy lejanas", detalla. Esa percepción de falta de cercanía se acentúa en tiempos de crisis, dice.

Falta de contacto

A la hora de explicar la desconfianza que despiertan las multinacionales entre los argentinos, en la consultora destacan que existe un problema de comunicación.

"En la Argentina, las personas que tienen contacto real con las multis son pocas. No todo el mundo sabe cómo es trabajar en una empresa como estas. Es todo prejuicio", apunta. Para Costa, el inconveniente que supone no haber construido un vínculo más fluido es que "en situaciones de crisis o en cambios de gobierno", en caso de que toque una conducción que les plantee mayores desafíos a las empresas, "en la Argentina hay legitimidad" de parte de la sociedad para que eso suceda.

"Las firmas gastan mucho dinero en promocionar sus productos y poco presupuesto y energía en contar la historia de sus propias organizaciones", concluye Costa, y llama a que todas las empresas se encarguen de construir un diálogo más íntimo con uno de sus "stakeholders" o "parte interesada" más importante: los ciudadanos.

Compañías bajo la lupa

  • Baja confianza: Apenas el 37% de los argentinos tiene mucha confianza en las empresas, frente al 69% de Brasil y el 67% de los mexicanos según un estudio de Luis Costa & Asociados
  • Poco cercanas: La grandes empresas son las que despiertan más dudas y solo el 40% de los argentinos asegura tener confianza en este tipo de compañías
  • Prejuicios: Los especialistas destacan que parte del problema es la falta de contacto real que tienen los argentinos con el mundo corporativo
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