La pobreza subió al 40,9 por ciento con la pandemia

Son 11,7 millones de personas pobres en las 31 ciudades que mide el #Indec

Informes y encuestas30 de septiembre de 2020EditorEditor
Pobreza

La crisis económica y social causada por la pandemia se hizo visible esta tarde en forma de números de pobreza e indigencia: la pobreza alcanzó el 40,9 por ciento de las personas durante el primer semestre del año, afectando a 11,7 millones de personas en 31 aglomerados urbanos que releva el Indec. De ese total, el 10,5 por ciento son indigentes, es decir, no alcanzan a cubrir una canasta básica alimentaria. Son 2,9 millones de personas.

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Con respecto al primer semestre de 2019, la pobreza subió 5,5 puntos porcentuales, desde el 34,5 por ciento que registraba entonces el indicador oficial. La indigencia pasó de 7,7 a 10,5, con un alza interanual de 2,8 puntos porcentuales.

Más de la mitad (56,3 por ciento) de las personas de 0 a 14 años son pobres, aunque el mayor crecimiento con relación al semestre anterior se observó en los grupos de personas de 15 a 29 años, con un aumento de 7,1 puntos porcentuales. El porcentaje total de pobres dentro de este grupo es de 49,6 por ciento. De las pesonas de entre 30 y 64 años, un 36,2 por ciento es pobre. En la población de 65 años y más prácticamente no hubo modificaciones y se mantuvo en 11,4 por ciento bajo la linea de pobreza.

 Las mayores incidencias de la pobreza en personas se observaron en las regiones Noreste (NEA) con 42,8 por ciento y Gran Buenos Aires (GBA) con 41,6 por ciento. Las menores se registraron en Cuyo (39,5 por ciento) y Patagonia (37,0).

¿Qué significan los últimos números del INDEC?

En los últimos días, el INDEC dio a conocer varios datos económicos y sociales correspondientes al segundo trimestre de 2020. Previsiblemente, los resultados fueron durísimos: el PBI argentino se contrajo 19,1% interanual, la mayor caída de la que se tenga registro.

Esta caída, sin embargo, no es única para Argentina: está en línea con la registrada por Francia (-18,9%) y México (-18,7%), fue inferior a la de Reino Unido (-21,7%), España (-22,1%), India (-23,5%), Ecuador (-23,5%) y Perú (-30,2%),  y superior a las caídas también récord que experimentaron Estados Unidos (-9,1%), Uruguay (-10,6%), Alemania (-11,3%), Brasil (-11,4%) o Italia (-17,7%). De las principales economías del mundo, la única que creció fue China (+3,1%), que había sufrido el peor trimestre en cuatro décadas al comienzo del año. De este modo, el segundo trimestre de 2020 será recordado posiblemente como el peor registrado en la historia global.

Empleo: similitudes y diferencias con otros países
A tono con la caída de la producción, el empleo se contrajo severamente en el segundo trimestre de 2020. De acuerdo al INDEC, el empleo en los 31 aglomerados urbanos cubiertos por la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) se contrajo 20,9% interanual, una magnitud similar a la caída del PBI. La EPH cubre el 63% de la población nacional: el 37% restante lo explican un 9% de población rural y un 28% de población residente en ciudades medianas o pequeñas. En las regiones no cubiertas por la EPH -donde las actividades agropecuarias, que nunca dejaron de funcionar, tienen un mayor peso- la afectación en materia de empleo fue inferior. De este modo, la contracción del empleo en el conjunto del país fue algunos puntos menor, aunque conoceremos con precisión su magnitud en unos meses, cuando el INDEC muestre los datos de empleo de todo el país en su Cuenta de Generación del Ingreso). Con todo, aun teniendo en cuenta esta variable, el retroceso del empleo del segundo trimestre no tuvo precedentes.

Si miramos en perspectiva comparada encontramos magnitudes similares en otros países latinoamericanos. En Colombia, el empleo se contrajo 22%; en Chile, lo hizo en 20%; en México, en 19,5%; en Perú (en la región metropolitana de Lima), la baja fue del ¡55%!. Aun Brasil, con una política que descuidó fuertemente el terreno sanitario, tuvo caídas históricas en el nivel de empleo (-10,8%). En los países europeos, y pese a caídas del producto de dos dígitos, el empleo se mantuvo mucho más: -2,6% en promedio, con la mayor afectación en España (-7,6%). La razón tiene que ver con la enorme diferencia en la estructura del mercado laboral europeo respecto al latinoamericano: el primero es altamente formal; el segundo, muy informal y con elevado componente cuentapropista.

En efecto, en Argentina en el segmento formal se observan caídas comparables con Europa (-2,7% cayó el empleo asalariado formal privado entre febrero y junio de acuerdo al Ministerio de Trabajo), producto de políticas como el ATP (asistencia en el pago de salarios por parte del Estado), la prohibición de despidos y los acuerdos por suspensiones. Sin embargo, la gran diferencia está en la mitad de nuestro mercado de trabajo que es informal o cuentapropista: el empleo no registrado se contrajo 43% interanual en Argentina, en tanto el cuentapropista lo hizo en 29%. Las enormes caídas del empleo en otros países latinoamericanos obedecen, a grandes rasgos, al mismo fenómeno: el elevadísimo peso de las modalidades precarias en la estructura ocupacional.

Pobreza: un salto predecibleLa brutal retracción del empleo ocasionada por la pandemia -en particular, en las modalidades más precarias- generó un previsible y doloroso salto de la pobreza y la indigencia. Entre los primeros semestres de 2019 y 2020, la pobreza trepó en 5,5 puntos porcentuales (del 35,4% al 40,9%), en tanto que la indigencia lo hizo en 2,8 puntos porcentuales (del 7,7% al 10,5%). El INDEC publica los datos de pobreza e indigencia de modo semestral, para que siempre haya un aguinaldo contemplado en la medición (en los trimestres en donde se computa el aguinaldo -los impares-, la pobreza tiende a bajar aproximadamente 1,5 puntos respecto a los que no tienen aguinaldo -los pares-). Ahora bien, si descomponemos el 40,9% del primer semestre de 2020 encontraremos que en el primer trimestre del año la pobreza fue similar a la de 2019 (34,6%), en tanto que en el segundo trimestre se disparó al 47,2%. Esto se debe a que, producto de la caída del empleo, se contrajo 16,1% el ingreso disponible promedio de los hogares.

Como veremos a continuación, por cuestiones de calendario de pagos el impacto del IFE fue bastante acotado en esta medición del INDEC, y se reflejará mucho más en la del tercer trimestre. Si bien no contamos con datos uniformes, tanto por las diferentes exigencias en las canastas de pobreza de los países, como por el hecho de que no todos publican información de modo semestral, estimaciones de organismos como la CEPAL y analistas e instituciones de cada país muestran que, aquí también, la situación del país aparece en línea con los impactos regionales.

Lo que hace diferente a la Argentina respecto a otros países no es el impacto de la pandemia, sino la magnitud de la caída observada durante la segunda mitad del gobierno de Cambiemos. En ese caso, el ajuste de los ingresos reales no se dio tanto por la vía del empleo (que, en efecto, creció -bajo modalidades precarias-) sino porque los ingresos laborales corrieron muy por detrás de una inflación, que en 2018-19 tocó el mayor nivel desde 1991.

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