Costa: "Hay empresarios que no tienen la actitud que precisamos para luchar contra la inflación"

Augusto Costa apuntó contra los empresarios por las fuertes subas de precios. Qué dijo del conflicto con el campo y la recuperación de la economía

Política - Opinión21 de julio de 2021ColaboradorColaborador
Augusto-Costa

Augusto Costa es uno de los funcionarios clave dentro del Gabinete bonaerense del gobernador Axel Kicillof, pero además uno de los hombres más cercanos al kirchnerismo.

Exsecretario de Comercio Interior durante el último mandato de Cristina Kirchner, hoy ocupa el cargo de ministro de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica de la provincia de Buenos Aires.

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En diálogo con El Cronista, Costa analizó el avance de la inflación, y resaltó la postura que, a su entender, toman los empresarios respecto de este tema. "Hay una parte del empresariado que no tiene la actitud que necesitamos en este momento", sostuvo.

- ¿Qué análisis hace de la economía hoy, todavía con los efectos de la pandemia?

- Estamos frente a una economía que funciona en pandemia. Escucho muchos análisis que prescinden del elemento central, que justamente es la pandemia. En la medida en que avanza el proceso de vacunación y se levantan algunas actividades, vemos que el funcionamiento de la economía responde y eso es un dato muy alentador. Mientras vayamos dejando atrás esta situación, la economía de la provincia de Buenos Aires irá en camino de lograr una recuperación acelerada, siempre y cuando que no haya cambios en el contexto internacional o macroeconómico. Desde abril vemos que en la industria y el comercio hay una recuperación, y de hecho hoy la industria alcanzó niveles de producción por encima de los de 2019. De la mano de esto también vemos una recuperación del empleo. Vemos muchas más certidumbres respecto de hace unos meses, pero todavía atentos al día a día por la situación sanitaria.

- En este sentido, ¿la inflación es hoy el punto más complejo a resolver?

- Es el problema más importante de la economía argentina porque al tener diferentes determinantes, y venir de una situación elevada de muchos años, la posibilidad de ir revirtiéndola a niveles racionales nos pone ante la necesidad de contar con ciertos instrumentos. En la Argentina, la evolución del tipo de cambio, de las tarifas o de los precios internacionales son factores centrales para explicar cómo se mueven los precios internos. Y si tenemos en cuenta que además venimos de una situación inercial, y de recibir la economía con una inflación de 53,8% en 2019, la situación es más compleja. Ya teníamos una economía con una lógica inflacionaria que ante cualquier impulso se retroalimenta muy fácilmente. Por esto es tan importante la consistencia macro y fiscal, además de contar con herramientas de administración de los precios. De no lograrse esto se pondría en riesgo el objetivo de recuperación económica.

- ¿Siente que hay acompañamiento de los empresarios para lograr esto?

- Hace un mes nos juntamos con representantes de 40 cámaras industriales, y nos plantearon el problema de la industria, preocupados por los precios de los insumos que se utilizan en la provincia. Denunciaban prácticas anticompetitivas y abusivas por parte de proveedores, sobre todo en mercados más concentrados. Esto muestra cómo ciertos sectores del empresariado que tienen una posición dominante realizan prácticas que van en contra de los objetivos de lograr precios razonables. Hay empresarios que no tienen en este momento la actitud que precisamos para luchar contra la inflación.

- ¿Cómo manejar la coordinación de expectativas y hacer que todo confluya hacia un mismo horizonte?

- Esto es clave para poder alinear las conductas de manera que sean consistentes con el comportamiento de precios que necesitamos. Las señales que da el Gobierno nacional respecto de la evolución de las cuentas fiscales, de las variables macro, el tipo de cambio, o la evolución de tarifas, muestra una lógica en cuanto a la política económica que tiende a ir reduciendo la nominalidad de la economía. 

También es cierto que hay un objetivo claro que es que el salario real se recupere. En una economía como la argentina, la posibilidad de lograr una recuperación acelerada depende de la recuperación del mercado interno, y el mercado interno depende de la mejora del poder adquisitivo. Las perspectivas de todas las variables que da el Gobierno apuntan a dar señales para que salarios y precios tengan una lógica consistente. 

El problema es cuando aparecen sectores que intentan obtener réditos o ventajas particulares que ponen en conflicto esa coordinación. Para esto el Gobierno debe tener herramientas; para reducir la capacidad de abuso, causante de la inflación. Aquí es también donde entra la discusión respecto de hasta qué punto el Estado tiene que intervenir en la fijación de precios. En pandemia vimos empresas que duplicaron o triplicaron sus ganancias en un contexto de caída de la economía en casi 10%. Y estamos hablando de sectores que tienen mucho poder para, a través de su política de fijación de precios, resolver su tema de rentabilidad en un contexto que no es acorde a esos resultados.

- ¿Por qué es tan difícil romper con esa dinámica?

- Es una situación estructural y cambiarla lleva tiempo y políticas sostenidas, además de una voluntad por parte del Estado. Entre nuestro último Gobierno, entre 2105-2019, a hoy, pasó el Gobierno de Macri, donde se desarticularon gran parte de las políticas que se habían implementado en ese sentido. Allí se registró una mayor concentración de los mercados, lo que le dio mucho más poder a empresas que ya eran muy poderosas. Hoy tenemos que manejar esa situación, y encima en un contexto de pandemia. 

Hay que permitir que más pequeñas y medianas ingresen a un mercado donde hay dos o tres empresas que concentran buena parte del mercado. Ahí encontramos una resistencia muy grande por parte de estos grupos, que con mecanismos de lobby o deslegitimación de instrumentos o políticas, tratan de preservar sus privilegios. El Estado debe garantizar la competitividad de las empresas. Lo que vimos durante el gobierno de Macri fue que cuando el Estado se retiró de su rol en defensa de la competencia, cerraron 20 pymes por día en la Argentina porque no podía competir.

- ¿En qué punto de la cadena se ve el mayor problema con los precios, en la base, en el medio, en los fabricantes, en los grandes comercios...?

- Lo que hay es una lógica de cadena de valor. Se debe hacer un análisis desde el primer eslabón de la cadena de valor, es decir el que produce el insumo, o la materia prima, hasta el punto de comercialización minorista. En todos los eslabones, en la mayoría de los casos, hay unas pocas empresas que concentran una parte importante de las operaciones, y una parte pequeña que pelea por el resto. Esto ocurre en la producción, donde en cualquier mercado agropecuario que se analice se ve que el 20% de los productores representan el 80% de la producción. Y el 80% de los productores, todos chicos, representan una parte muy chica de la producción y son víctimas de la concentración. 

En la producción de insumos pasa lo mismo, al igual que en la distribución y en la comercialización. Los grandes supermercados representan entre el 35% y 40% de la venta minorista, y muchos comercios pequeños el resto. La lógica de la concentración está impregnada en cada uno de los eslabones de la cadena de valor. El Estado tiene que garantizar que no se produzcan esas concentraciones y que el sector privado funcione mejor. En una economía concentrada, el Estado tiene que evitar los abusos. No es que querramos estatizar empresas o producir desde empresas estatales lo que hoy producen empresas privadas. Simplemente queremos más competencia.

- ¿Cómo analiza el recorte a las exportaciones de carne, que en definitiva también pueden generar un inconveniente al Gobierno por la menor entrada de dólares?

- Estamos de acuerdo en que una de las claves para la economía argentina es generar el ingreso de dólares. Ese es un problema estructural y hoy está más vigente que nunca. Y una forma de lograr esto es con exportaciones, por lo que toda política que las restrinja, puede ir en contra de ese objetivo. Muchos analistas se preguntan cómo se toma una medida en este sentido, cuando precisamos dólares. Pero ese no es el único objetivo. En el caso de la producción agropecuaria uno de los objetivos es obviamente la generación de dólares, pero al ser un bien central de la canasta de consumo de los argentinos, también se tiene el objetivo de generar el acceso a nivel local. 

La carne y sus derivados pesan más o menos el 20% del presupuesto de alimentos de una familia. No hablamos de un bien marginal. En los últimos años hubo un desbalance de ambos objetivos en cuanto a las exportaciones y el consumo interno de la carne. Esto se dio porque el Estado decidió eliminar retenciones, la administración del comercio exterior de la carne y devaluar, con lo que se dio una transferencia muy fuerte de ingresos y rentabilidad a la cadena de valor de la carne que salió de los bolsillos de los consumidores. Esto terminó por generar un desplome en el consumo per cápita de carne a los niveles más bajos. Se tomaron medidas temporarias para hacer compatibles un objetivo con otro. Además, se busca ordenar un mercado que funciona de forma muy irregular.

- La otra pata es la de de los ingresos, con la promesa de que los salarios le ganarán este año a la inflación. ¿Serían necesarios más estímulos para que se ponga a andar la rueda del consumo?

- Es difícil analizar la situación actual por fuera de la pandemia porque está todo distorsionado. Pero el Estado viene tomando muchas medidas, atenuando el impacto local de la pandemia. En el último año se asignaron más de seis puntos del PBI en políticas para sostener la demanda. Esto muestra una lógica de políticas para compensar esta caída de ingresos y producción. En la medida en que se levanten las restricciones, la economía debería entrar en una rueda de recuperación de la actividad y el empleo, recuperando el salario y el poder adquisitivo. Sí creo que es necesario que el Estado continúe con sus incentivos a la actividad económica porque estamos bastante lejos de una situación en la que el Estado puede retirar su impulso fiscal, en una economía que necesita de una mayor solidez para lograr una salida rápida de la pandemia.

- ¿Con el avance de la inflación, los salarios le podrán ganar a la inflación?

- Si bien hoy estamos en niveles interanuales de inflación por arriba de 50% en junio, la tendencia de los últimos meses y las perspectivas dicen que vamos a ver una desaceleración de la inflación. Hay una decisión política de que haya una recuperación de los ingresos. El objetivo es lograr que se revierta esa pérdida del poder adquisitivo, aunque también dependerá de cómo evolucionen los precios.

- ¿La meta de 29% fue demasiado optimista?

- Esa cifra fue una estimación que se hizo en septiembre de 2020, y no estaba incorporado el impacto pleno de la suba de los precios internacionales a los precios locales. De mitad de 2020 a principios de este año cambió todo el escenario. Cuando se viene con una economía con una alta inflación y se le incorpora un impulso adicional, eso termina en tasas de inflación más alta que no estaban incorporadas en las proyecciones del presupuesto. Lo que se hace ahora es, a partir de los nuevos escenarios, adaptar las expectativas de evolución de precios.

Fuente: Cronista

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