Dólares genuinos: más presión por efecto sequía e importación de gas

Para la Fundación Mediterránea, las proyecciones de balanza comercial para 2022 podrían recortarse entre u$s6 y u$s7 mil millones con respecto a 2021. El motivo lo atribuyen a la sequía, que impactaría en las exportaciones por menores cantidades.

Economía28 de enero de 2022ColaboradorColaborador
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El superávit de la balanza comercial podría recortarse en 2022 con respecto a 2021, cuando alcanzó casi u$s15 mil millones. Una de las causas de las exportaciones récord, que alcanzaron los u$s77 mil millones por primera vez en casi 10 años, podrían no volver a darse, por una moderación de los precios internacionales de los alimentos, y por el impacto de la sequía. Además, podría impactar negativamente el nulo crecimiento proyectado para Brasil, la suba de las tasas de interés de Estados Unidos y los altos precios de la energía.

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Para la Fundación Mediterránea, las proyecciones de balanza comercial para 2022 podrían recortarse entre u$s6 y u$s7 mil millones con respecto a 2021. El motivo lo atribuyen a la sequía, que impactaría en las exportaciones por menores cantidades. Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, la cosecha podría reducirse en 9 millones de toneladas para la soja y 8 millones para el maíz, lo que implicará que los productores dejarán de recibir u$s2.930 millones, un 10% menos de lo que se estimaba el año pasado.
 
En la misma línea, las exportaciones agropecuarias, principal complejo exportador, podrían verse restringidas también por precios. “Una de las causas que permitió que en 2021 se alcanzaran exportaciones récord fueron los precios de los alimentos, que treparon 28% promedio según la FAO, pero por commodities fue todavía mayor. El precio del maíz creció 44%, la soja 45%, el trigo 31% y la carne 13%”, describió Federico Vaccarezza, especialista en comercio internacional y profesor de la Universidad de Avellaneda y de la Universidad Austral.

“Con esos precios, las exportaciones en alimentos saltaron de u$s30 mil a u$s50 mil millones. Pero este año, las proyecciones de crecimiento de alimentos comienzan a moderarse por una economía global que podría regularizarse. No van a bajar a los valores de 2018, y podrían subir tal vez hasta 15%. La excepcionalidad no la vas a volver a tener, y podrías llegar exportar por u$s 40 mil millones”, explicó Vaccarezza.

Para analizar la balanza comercial, también habrá que mirar qué pasa con las importaciones. La Fundación Mediterránea agrega otro motivo: la “falta de gas nacional, disponible para el consumo del invierno”. La sequía de la cuenca del Paraná podría impactar en una menor generación de energía hidroeléctrica, al tiempo que un mayor requerimiento de gas implicará mayor cantidad de dólares para importaciones, debido a que el gas registró una suba superior al 150% en su precio.

En cuanto a las importaciones, en 2021 cerraron en u$s 63 mil millones en bienes, lejos de los u$s 77 mil millones de las exportaciones, lo que explicó el saldo comercial favorable. “Las importaciones podrían crecer si el Gobierno busca que la actividad crezca 4%, dado que la economía importa el 75% de lo que produce. No podés crecer si Argentina no suministra los insumos necesarios”, detalló Vaccarezza. El economista estima que las importaciones podrían subir al menos 5%, y situarse todavía lejos del récord de importaciones del 2012. En cambio, para la Fundación Mediterránea, la falta de dólares podría tener la consecuencia opuesta en el crecimiento y las importaciones. “La disponibilidad de divisas podría condicionar la trayectoria del nivel de actividad en 2022, dado que cada punto de variación del PBI requiere de un incremento de 3 puntos en las importaciones”, describió la entidad.

En tanto, Vaccarezza alertó que hay que mirar de cerca tres países para analizar el impacto en la balanza comercial, y por ende en los dólares genuinos que permitirían engrosar las reservas del Banco Central, pagar la deuda y otorgar las divisas para el crecimiento. Por un lado Brasil, principal socio comercial, al cual el FMI le proyecta un crecimiento nulo del 0,3% para 2022. “Habrá que ver si el Banco Central brasileño continúa con la política ortodoxa de subir tasas para bajar la inflación, o se prioriza la actividad en un año electoral”, analizó Vaccarezza.

Por otro lado, la moderación de expectativas en el crecimiento de China, y la suba de tasas de interés que habrá en Estados Unidos, tendrán un “efecto indirecto” por la desaceleración que hacen estas potencias en el consumo global. En 2021, la economía mundial creció 5,9%, según el FMI, que proyecta para 2022 un 4,4%.

Fuente: ámbito

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