Gracias a la tarea de ACUMAR, hoy el Riachuelo luce distinto

La Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo se encargó de ponerle fin a la suciedad que existía dentro del río más contaminado del país. Loa trabajos de saneamiento que duraron años, luego de una ley que obligó al Estado a interceder, hoy se ven reflejados tanto ambientalmente como en los vecinos, las principales víctimas de la problemática

Política - Servicios 04 de septiembre de 2022 Colaborador Colaborador
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La Cuenca Matanza Riachuelo es una postal emblemática del desarrollo industrial de la Argentina, pero también un símbolo de sus consecuencias sobre el medio ambiente. Un fallo de la Corte Suprema de 2008 en la Causa Mendoza obligó al Estado a avanzar en el saneamiento del río y sus afluentes. Es que los 64 kilómetros de su extensión y su cuenca de más de 2 mil kilómetros cuadrados se convirtieron en la región más contaminada del país.

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Catorce años después Télam registró en una recorrida por el Riachuelo que desaparecieron los autos y los barcos hundidos, que las riberas tienen basura solo en las zonas donde hay asentamientos -a la altura del barrio de Barracas, en la zona del Barrio 21 24-, que no se ven camalotes ni basura flotando y sí variedades de aves, y que los que vecinos comienzan a sentir como propios los espacios de juegos infantiles y del Camino de Sirga que permite caminar o andar en bicicleta, junto al curso de agua.

La cuenca Riachuelo-Matanza abarca 14 municipios de la provincia de Buenos Aires: Almirante Brown, Avellaneda, Cañuelas, Esteban Echeverría, Ezeiza, General Las Heras, La Matanza, Lanús, Lomas de Zamora, Marcos Paz, Merlo, Morón, Presidente Perón y San Vicente. Asimismo, atraviesa toda la Comuna 8 y parcialmente las Comunas 1, 3, 4, 5, 6, 7, 9 y 10 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Son 64 kilómetros de la cuenca (110, sumando los afluentes) y está habitada por casi 5 millones de personas.

De todo ese territorio, son potencialmente navegables unos 22 kilómetros, que van desde el Río de la Plata al Camino de Cintura. El desplazamiento está condicionado siempre a los vientos, las mareas y la altura del río. Télam realizó la recorrida en una de las lanchas de control de Acumar (la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo) que salió desde Puente Bosch y se dirigió primero hacia la Cuenca Media (hasta casi el Puente Alsina) y luego a la Cuenca Baja, donde el Riachuelo confluye en el Río de la Plata.

Los trabajos de limpieza

La navegación del Riachuelo no está permitida; las únicas que lo recorren son las embarcaciones de patrullaje y limpieza del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y de Acumar, además de los remeros de varios clubes de Avellaneda y La Boca que deben pedir permiso a Acumar, la CIudad o Prefectura. Los 14 municipios que componen la cuenca controlan las riberas, pero no navegan el río ni los arroyos que a él llegan. Los que sí cruzan permanentemente de una a otra orilla son los botes que llegan a la Isla Maciel, juntos al transbordador del Puente Nicolás Avellaneda.

Por eso, las únicas embarcaciones que se cruza la lancha de Acumar son los catamaranes que van y vienen recogiendo la basura que arrojan en las márgenes o que traen los 100 arroyos que desembocan en el Riachuelo y no tienen recolección de residuos, entonces llegan cuando el río crece. La autoridad de cuenca cuenta con cuatro barcos que tienen grúa -y dos ellas también pala-, pero también con cuatro lanchas para patrullaje y control y para la colocación de las 16 barreras flotantes -o "mangas"- donde se acumulan los desechos que luego son recogidos.

Desde la orilla también trabajan dos grúas ubicadas en los dos obradores que tiene la autoridad de Cuenca, uno en Puente Bosch, del lado de la provincia de Buenos Aires en el municipio de Avellaneda, y otro en Puente Alsina, del lado de la Ciudad de Buenos Aires.

Según cuentan los técnicos, los desechos en la superficie ocasionaban que en 2005 el desplazamiento de una nave en el río, por pequeña que fuera, se hiciera imposible. Ahora es tranquila, salvo cuando alguna bolsa de plástico que se escapó de las mangas atasca el motor de la lancha y alguien debe estirarse para sacarla. En promedio, Acumar recoge entre 250 y 300 toneladas por mes.

La zona de patrullaje y limpieza comprende 22 kilómetros, divididos en cuatro tramos que van desde la Ruta 4 hasta el Río de la Plata. Se extiende por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero también de Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, La Matanza y Esteban Echeverría. De la limpieza participan 49 cooperativas formadas por beneficiarios de planes sociales, quienes se encargan de la limpieza y cuidado de las márgenes.

"El Riachuelo es un río de llanura y de poco calado. Eso atenta contra el saneamiento. Cuando llueve, las precipitaciones hacen que llegue la basura", precisa Daniel Larrache, Director Ejecutivo de Gestión de Acumar.

Y precisa: "Hubo una primera etapa en la cual se trabajó en la limpieza superficial, la quita de los residuos de los sobrenadantes, el mantenimiento de los bordes de la ribera y la remoción de los buques y autos hundidos del lecho del río". En este sentido, según la contabilidad de la autoridad de cuenca, fueron rescatados 70 buques y 110 autos, junto a autopartes y neumáticos. Éstos últimos son, precisamente, uno de los desperdicios más comunes hoy.

El adiós a la chatarra

Es así como en la recorrida lo primero que llama la atención es que la postal del Riachuelo ha perdido los restos de chatarra que emergían del agua. Pero no todo se percibe con la vista. También falta (y no se extraña) el olor penetrante y nauseabundo característico de la zona. Tampoco se ven las burbujas de gases en la superficie. Incluso, en la Vuelta de Rocha se pueden encontrar peces y aves, como garzas y patos.

Según un estudio que inició Acumar en febrero para caracterizar los residuos que sacaba del río, el 46,37 por ciento son plásticos y está compuesto por bolsas, botellas y envases de distinto tipo. El 39,45 % son ramas y restos de desmalezado y poda. Luego siguen en menor porcentaje madera, neumáticos, envases metálicos, textiles apósitos y pañales.

Pero además de los objetos que pueden ser removidos con grúas y mangas, el problema profundo es el de la calidad del agua del Riachuelo, que sigue siendo turbia. Según el monitoreo que realiza Acumar con muestras del líquido de la superficie, los rangos de calidades del hábitat buena y moderada reunieron respectivamente el 19% de los sitios, mientras que en un 29% la calidad fue mala y en el resto de los sitios se halló una calidad muy mala, localizándose en las muestras de cuenca media y baja.

Sucede que el curso de agua que recorre la ciudad y varios partidos del conurbano se convirtió en el lugar ideal para depositar aquello que sobraba, o quería ser ocultado. "En los 90 aparecieron en el río algunas de las estatuas de mármol que se hicieron para lo que iba a ser primero el Monumento al Descamisado y luego el Mausoleo para Eva Perón, arrojadas, presumiblemente, tras el golpe militar que derrocó a Perón. Estaban decapitadas y fueron trasladadas a la histórica Quinta de San Vicente que perteneció a Perón", relata Lorena Suárez, coordinadora de Cultura y Patrimonio de Acumar.

El arte y la historia

Sin embargo, la historia da revancha ya que a poco de comenzar la navegación, sobre la orilla sur del Riachuelo, entre el viejo y el nuevo Puente Pueyrredón, se erige el Coloso de Avellaneda, una gigante construcción de hierro con la cual el escultor Alejandro Marmo homenajeó a los obreros que cruzaron el río a nado para llegar a la Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945. La obra que también se conoce como "El Descamisado de Avellaneda" fue instalada en mayo de 2013. Dos años antes, el artista había emplazado las emblemáticas imágenes de Eva Perón en dos de las caras del edificio del Ministerio de Obras Públicas.

A corta distancia, el río propone otra cita con la historia: el transbordador Nicolás Avellaneda, uno de los ocho que aún quedan en el mundo y el único de América. Tiene 53 metros de altura y fue inaugurado en 1914, cuando no había comenzado la Primera Guerra Mundial. Consta de una barquilla para transportar pasajeros desde La Boca a la isla Maciel y estuvo parado desde 1960. Incluso hubo un intento de desguazarlo y venderlo como chatarra en 1990.

En 2019 volvió a funcionar en medio de una campaña para que la UNESCO lo declare patrimonio de la Humanidad. Entre sus "patas" navegan los boteros que cruzan gente de orilla a orilla y uno que otro pato que han vuelto a apropiarse del agua. "Es una estructura que forma parte del patrimonio de la cuenca. El que está en la ciudad de Bilbao, en España, fue declarado 'paisaje industrial'. Aquí estamos previendo organizar visitas e integrarlo a los circuitos turísticos", argumenta Suárez.

También sobre la ribera del lado de Avellaneda el viejo Hotel de inmigrantes dio paso a una construcción vidriada y de ladrillo que aloja al Polo Judicial de Avellaneda. Este edificio tiene un nombre emblemático: Beatriz Mendoza, el de la mujer que dio origen a la causa por la cual la Corte le ordenó al estado la limpieza del Riachuelo Queda sobre el Camino de Sirga, que es la franja de terreno que deben dejar los propietarios de las tierras para el tránsito de personas o las necesidades de navegación.

Espacios para los vecinos

Esa franja que debería correr paralela a uno y otro lado de la costa es la que marca el mayor cambio que se ve en el espejo de agua. Va de una a otra punta del lado de la provincia de Buenos Aires y del lado de la ciudad, se interrumpe en la zona de la Villa 21-24 (Parque Patricios y Barracas), donde aún hay muchas familias que deben ser relocalizadas para dejar libre ese espacio. Precisamente en esa ribera es donde se ven la mayor cantidad de desechos, bolsas, plásticos y maderas en la orilla y la porción de río aledaña. En especial, donde el Riachuelo traza una herradura, dentro de la cual está el estadio del club Victoriano Arenas.

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