Los Roldan del círculo rojo
Los cortesanos siguen sin Rey. Los empresarios top del momento apuestan sus fichas para estar cerca del gobierno que se elegirá en octubre. Quiénes son, qué hacen y por dónde se mueven. #PuenteAereo
Política - Opinión 02 de junio de 2019 EditorPor Florencia Guerrero para Puente Aéreo
Allá por el siglo XVII, un grupo de nobles y adinerados rodeaba al monarca: Los cortesanos, libres en apariencia, pero aferrados a su obligación. Asesores, miembros de la corte y, a veces, estrategas intercambiando influencias e información. Con sus diferencias, y ahora en democracia, esos sectores han ido mutando hasta alcanzar la categoría de círculo rojo. Los gobiernos pasan y ellos, más visibles o en las sombras, permanecen y cada vez que el esquema de poder cambia, la rueda por ver quién se suma, vuelve a girar.
Tal vez por eso hubo pocos sorprendidos cuando hace un par de semanas, un grupo de empresarios se juntó a cenar discretamente en Roldán, una exclusiva parrilla palermitana que Daniel Vila inauguró el año pasado junto a ricos y famosos. Heterogéneo, compacto y vistoso, la gestación de Los Roldán –como promesa de sostén “moral” y económico del gobierno que se elige en octubre–, comenzó en noviembre de 2018, aunque se cristalizó cuando todos se sentaron a la mesa.
El colorido grupo de CEOs está formado por el banquero Jorge Brito jr; Claudio Belocopitt, titular de Swiss Medical; Marcelo Mindlin, de Pampa Energía; Sebastián Eskenazi, del Grupo Petersen, el presidente de River Rodolfo D´Onofrio y se completa con Daniel Vila y José Luis Manzano del Grupo América. La participación del conductor Marcelo Tinelli es más testimonial, aunque necesaria desde que los empresarios empezaron a frecuentarse hace algo más de siete meses.
Entre los ausentes con aviso de la lista, Francisco De Narváez acusó un compromiso fuera del país. Lleva varios años tras bambalinas y si lo invitaron es porque saben de su intención de volver a escena.
Pero de aquella noche, aun cálida de mayo, a el otoño frío de junio pasaron cosas. El anuncio de Los Fernández sacudió un cansino tablero prelectoral, y empujó a hablar de alianzas. Va siendo hora de ocupar un lugar y eso es algo que Los Roldán entienden. Otra cosa que tienen clara es el hilo que los une, a pesar de sus amores y odios con algunos de los posibles candidatos para la carrera presidencial: A los CEOs no los une el amor, sino el espanto, algo que cada uno lo admite a su manera. Por eso a ninguno de ellos le sorprendió que Belocopitt admitiera públicamente que el modelo con Macri a la cabeza está agotado. En la cena lo comentó, aunque omitió blanquear su personal apuesta por María Eugenia Vidal, porque si hay grieta en el empresariado, la que sostienen en el Grupo América no tiene parangón. Mientras el dueño de Swiss Medical promueve el “Plan V” de Cambiemos –que pondría a su amiga como candidata a presidenta, la misma que en 2018 habilitó un desembolso de 600 mil dólares al grupo América–, Manzano juega un papel cada vez mayor en el armado de Los Fernández y Vila, que hasta aquí acunaba a Sergio Massa por el vínculo personal que los une, ahora se muestra cercano a la idea de un retorno de un gobierno con perfil K.
Otro que no tendría problemas en abandonar el barco federal, si se presenta la oportunidad es Brito, que tiene excelente relación con el tigrense –a quién le dio varios millones para la campaña de 2015–, y con su amigo Juan Manuel Urtubey. “Es lo de siempre, no hay empresario que ponga todos los huevos en una canasta. Amalita (Lacroze de Fortabat) fue el faro de estos muchachos, ella ponía plata en todas las campañas. Les dio guita a (Carlos) Menem y a (Eduardo) Angeloz. Después, cuando gano Carlos, iba a verlo y le decía ´vos sabes que yo jugué por vos´”, recuerda un conocido armador menemista de la década donde el empresariado se regocijaba con pizza y champagne, que ahora trabaja pegado a Alberto Fernández.
“Comer con todos, quedarse con el ganador”, suena como slogan polite del empresariado en estos tiempos. Tal vez, por esa flexibilidad reconocida a pocos de los que rodean al candidato de Cristina les sorprendió ver que Manzano comenzaba a moverse tan activo para la fórmula kirchnerista. No hubo casualidades: Mientras Vila participaba de la presentación de Sinceramente en La Rural, “Chupete” –como le dicen al camaleónico Manzano–, escuchaba a Axel Kiciloff en el Wilson Center de Washington. Viejo y conocido operador en el norte, el socio de grupo América había viajado para preparar el terreno a Alberto, como antes lo hizo para Menem y los Kirchner.
Y si de cortesanos hablamos, vale aquella frase que por años se le atribuyó a Chupete: “Yo robo para la corona”. Todo se recicla.
“Ahora son Los Roldán, con Alfonsín fueron Los capitanes de la industria y hasta hace poco, la patria contratista. Los empresarios participan siempre y muchas veces son los que financian las campañas. No se casan con nadie”, analizan desde el massismo. Pero para eso faltan definiciones así que mientras se resuelven los nombres que faltan para la contienda, Roberto Lavagna amucha a los suyos, más conservadores e hipermillonarios entre los que figuran Paolo Rocca, CEO del Grupo Techint, que ya se declaró alineado con el ex ministro de economía, y Luis Pagani de Arcor, en este caso sería mejor que no se confíe. Este último habló con Alberto Fernández, tras conocerse su candidatura, para felicitarlo y recordarle los años en los que se cruzaron cuando era jefe de Gabinete. Y es que esa es la carta a la que van a apelar Los Fernández para aglutinar voluntades y fondos de campaña, él tiene más “piel” con el empresariado que a cuatro meses de las elecciones resulta vital.
Así las cosas, con más fisuras que certezas y aunque parecía que llegaban para irrumpir en el firmamento político como avales de la tercera vía, la grieta podría depararle otro sentido a la conformación de Los Roldan, un horizonte tan especulativo como el actual, pero acompañando al caballo ganador. Es sabido, la política y los números no entienden de sentimentalismos. Los “cortesanos del poder de turno”, tal como se definiera el propio Carlos Bulgheroni en los 90, siguen dispuestos a adaptarse a las circunstancias, controlan más de lo saludable la ansiedad por presionar y esperan a que las definiciones aclaren el panorama. Mientras, prometen, como en el aljibe algo parecido al amor, que hoy no es igual que ayer, y probablemente mute mañana.