Represas Kirchner-Cepernic: una inversión estratégica

Por Nicolás Canosa

Política - Opinión 13 de abril de 2020 Colaborador Colaborador
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Los avances significativos en las primeras dos décadas del siglo XXI de la relación entre Argentina y América Latina con la República Popular China evidencian la trascendencia de analizarla en profundidad. El país milenario se ha convertido en nuestro segundo socio comercial y el primero en varios países de la región. Asimismo, en 2014 se elevó a “Asociación Estratégica Integral” (AEI) la “Asociación Estratégica” firmada en 2004, uno de los rangos más altos en la diplomacia china (Malena, 2015).

En el marco de estos avances y del Plan Energético Nacional 2004-2019 a cargo del ministerio de Planificación Federal, se firmó la Unión Transitoria de Empresas (UTE) entre Electroingeniería, Hidrocuyo SA (empresas argentinas) y Gezhouba (empresa china), en la cual se establece el compromiso de realizar dos represas hidroeléctricas en la provincia de Santa Cruz (ver cuadro 1). En este artículo, abordaremos la importancia de esta inversión, fundamentaremos porqué la consideramos estratégica y será inevitable referirnos a los aspectos y actores geopolíticos de la misma, dado que estos influyeron en la negociación, en el desarrollo de la obra y su puesta en funcionamiento.

Primera fase: la apuesta por la Asociación Estratégica Integral

“El nuevo mundo, es un mundo donde la cooperación y el “win to win”, el todos ganamos, deben ser los ejes de un nuevo modelo global. Y en esto estamos absolutamente de acuerdo entre otras cosas con la República Popular de China”. Cristina Fernández de Kirchner en la RPCH, 2015.

Durante la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015) la relación con la RPCH fue, junto a la integración regional, uno de los aspectos más destacados de la política exterior. En el marco de una apuesta por el multipolarismo, se elevó la asociación estratégica con este país y con la Federación Rusa. En febrero de 2015 la entonces presidenta visitó ambos países ratificando, creando y ampliando acuerdos firmados en julio de 2014 (el proceso inició en 2012 y la licitación ocurrió en 2013). Entre ellos, se encuentra el tema en cuestión. En sus palabras:

“Una de las claves también de esta nueva asociación estratégica es precisamente la diversificación de nuestra matriz energética, por eso tiene tanta importancia la asociación con empresas chinas en materia de construcción, como por ejemplo es el caso de las represas en materia de generación hidroeléctrica (…) estamos dando un salto cualitativo a obras de infraestructura de muchísima envergadura, como por ejemplo las represas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic que constituyen la obra hidroeléctrica íntegramente nacional más importante de nuestra historia con una generación de 1.740 megavatios” (2015).

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A los fines de esta nota, entrevisté a Gerardo Ferreyra, presidente de Electroingeniería. Consultado por los beneficios de la obra destacó que “las dos centrales y dos espejos de agua, pueden expandir la frontera agrícola y pueden favorecer la producción de alimentos, pesca, turismo y generar desarrollo local (…) es un polo federal que favorece a la provincia de Santa Cruz, un lugar que era desierto pasa a ser un patrimonio de casi 5000 millones de dólares, de múltiples beneficios”. Asimismo, señaló que este proyecto “diversifica las áreas. Hay personal permanente que trabaja, factura la provincia porque la energía que vende es de la provincia, se repaga el crédito y luego pasa a ser patrimonio federal”.

Por otra parte, Ferreyra sostiene que estas represas pueden favorecer la radicación de industrias en la región, ayudando a la descentralización. Por ejemplo, en el futuro se puede emular el proyecto de Chubut, en el que la central hidroeléctrica Futaleufú contribuye a la producción de aluminio de Aluar en Puerto Madryn, insumo que requiere de considerables sumas de electricidad. En este sentido, afirma que “Es un commoditie que te diversifica la matriz exportadora y puede ser muy interesante duplicar o triplicar la producción de aluminio argentino, todo esto nace como posibilidad a partir que estén las represas”.  

El Observatorio de la Energía (OETEC), también destaca que las represas que aprovechan el Río Santa Cruz aportarán “el equivalente al 4% de la demanda nacional de energía y permitirán un ahorro superior a los US$ 1.200 millones de combustibles fósiles importados, particularmente de gas natural licuado”.

Sebastián Ferreyra, director de Electroingeniería, recalcó que “el proyecto las represas no es un caso aislado, también está el Belgrano Cargas, desarrollo de 3800 km de rieles y las dos centrales nucleares”. Además, señaló que “es un dato geopolítico que China haya avanzado con el crédito y financiamiento a pesar de la presión de los fondos buitres y del sistema financiero que había puesto en default a nuestro país. Añadido a ello, se generó una transferencia de divisas para el crédito con un sistema que bypassea al sistema Swift de transferencias internacionales”.

Segunda fase: Lawfare y semi-congelamiento de la obra

La obra, que se pronosticaba finalizar en 2020, se vio postergada por diferentes acontecimientos. Por un lado, la administración del presidente Macri (2015-2019), apalancada en la carta que envió al embajador de la RPCH durante la campaña electoral de 2015, en la cual planteaba que revisaría todos los acuerdos firmados, detuvo el inicio de la construcción. La misiva afirmaba su “preocupación ante este tipo de convenios, que comprometen al Estado argentino hacia las próximas décadas (y) requieren amplios consensos, así como una profusa información sobre los compromisos que en ellos se establecen y una clara fundamentación de su conveniencia y alcances. Lamentablemente ello no ha ocurrido” (Cronista, 2015).

Posteriormente, el gobierno de entonces buscó quebrar la UTE, no sin antes abordar lo simbólico de las represas, nombrándolas Cóndor Cliff y La Barrancosa, antes con los nombres y apellidos de dos gobernadores peronistas de Santa Cruz, uno de ellos presidente de la Nación entre 2003-2007. El objetivo: remover a Electroingeniería de las obras. Esto fue planteado directamente por el secretario de Energía, Javier Iguacel, al embajador de la RPCH en Argentina hasta 2018, Yang Wanming, ahora en Brasil (Infobae, 2018).

El lawfare, tan presente en la región en estos últimos tiempos, es aplicable en este asunto. Gerardo Ferreyra, presidente de Electroingeniería, fue un preso político, detenido arbitrariamente por la decisión del fallecido juez Claudio Bonadío, en el marco de la causa de la fotocopia de “los cuadernos”. Él afirma que su detención ha sido por razones geopolíticas, ya que esta obra incomoda a los intereses norteamericanos, que, como se evidencia en el documento de Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 firmado por la Administración Trump, consideran un problema el avance de China y Rusia como actores que “modifican la balanza de poder”, lo cual implica “consecuencias globales y amenazas a los intereses de EEUU”. Allí aseveran también que las acciones prioritarias para nuestro continente consisten en fomentar “la cultura de legalidad para reducir el crimen y la corrupción; apoyar esfuerzos locales para profesionalizar la policía y otras fuerzas de seguridad; reforzar la autoridad de la ley y emprender reformas judiciales; y mejorar la información compartida para apuntar a líderes corruptos y desbaratar el tráfico ilícito” (2017).

Frustrado el gobierno en su intento de quebrar la UTE por la firmeza del Estado chino y la resistencia de la empresa argentina, se iniciaron las obras con tres años de retraso y a un bajo ritmo, retrasando en efecto la fecha de finalización estipulada.

Tercera fase: ¿Reimpulso y finalización?

El presidente Alberto Fernández destacó en su discurso de apertura de las Sesiones Legislativas que  “al tiempo que hemos abierto nuevos canales de diálogo con potencias de América y Europa estamos trabajando activamente en reafirmar nuestras asociaciones estratégicas integrales con China y Rusia” (2020). Por su parte, Xi Jinping, en agradecimiento por la carta del argentino en solidaridad con la crisis del COVID 19, a la vez que ofreció donaciones, destacó “su disposición para trabajar junto a S.E. por elevar la Asociación Estratégica Integral a un nuevo escalón”. Por otro lado, la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, recibió el día de la asunción al enviado de la RPCH a la ceremonia y en el mes de enero visitó las represas junto a los empresarios, trabajadores y funcionarios del gobierno provincial y nacional.

Luego, en la residencia de Olivos, el embajador de la RPCH Zou Xiaoli fue recibido por el presidente, a los efectos de conversar sobre la crisis del Corona Virus, la relación bilateral y sobre las donaciones que el país milenario dispuso hacia Argentina. Una reunión de alto nivel de funcionarios donde el asunto de las represas no quedó afuera.   

En este sentido, Sebastián Ferreyra que próximamente “se realizará una adenda con un nuevo marco de acuerdos reconfigurando los plazos rotos por el macrismo, (de obra, del alcance actual del proyecto para reencaminar el contrato y la renegociación del financiamiento con los bancos chinos para lo que falta), en el marco de la reconfirmación de la Asociación Estratégica Integral”. Todo esto augura un reimpulso de la obra y la esperada finalización de una inversión de carácter estratégico, en múltiples dimensiones.

En materia de la matriz energética nacional, su concreción es estratégica porque aporta a la diversificación y reconversión, mediante la generación de energía para el sistema eléctrico nacional. Se estima un incremento del 15% anual a la hidroelectricidad generada actualmente en el país, lo cual contribuirá al objetivo del autoabastecimiento energético (ver portal de las Represas Patagonia).  Además, será la represa nacional más grande del país.

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Por otro lado, contribuye al desarrollo y la economía nacional, generando trabajo y promoviendo el federalismo. La provincia de Santa Cruz recibe una obra que se estima que generará 5.000 empleos directos y 10.000 indirectos cuando esté plenamente en construcción. A su vez se abre la “posibilidad de generación emprendimientos industriales electro intensivos en la región dada la importante oferta de energía eléctrica generada y el desarrollo de industria turística a partir de la disponibilidad energética y diversas obras de infraestructura en las zonas aledañas a las represas: rutas pavimentadas, embalses y servicios” (Página oficial Represas Patagonia). Es decir, contribuye a un proyecto nacional basado en la producción, el trabajo y el desarrollo científico-tecnológico.

La financiación del proyecto es uno de los aspectos más destacados, por inédito en el país. La financiación de infraestructura por Bancos chinos, a largo plazo, por muy altos montos, e impuestos internos (IVA) a bajas tasas de interés alcanza al 121 % del proyecto. Ningún otro oferente alcanzó ese porcentaje. El crédito se repaga con la generación de energía que producirán las centrales. Esto permitirá garantizar el flujo financiero durante los 6 años de la obra y de esta forma asegurar que se realice en los plazos contractuales definidos. O sea que la obra comience, concluya, genere para su repago y se realice la Operación y Mantenimiento (O&M) en forma exitosa. En términos geopolíticos, recibir una inversión de 4.700 millones de dólares por parte de una potencia como la RPCH para una obra de semejante envergadura, con favorables condiciones de financiamiento es un valor estratégico solo aprovechable si partimos de una política exterior soberana. Teniendo en cuenta nuestras debilidades en materia de infraestructura, conexiones internas y regionales, la necesidad de crear trabajo para mejorar las condiciones de vida de nuestro pueblo, la relación con la RPCH, que tiene capacidad y voluntad de financiar e invertir en obras de esta índole, cobra un valor fundamental para el futuro de nuestro país.

En definitiva, las represas Kirchner-Cepernic son una inversión estratégica y parte de un plan estratégico integral de ambos países, que, entendemos, tenderá a intensificarse en los próximos años por voluntad de ambos Estados.

Fuente: Ocipex

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